Los once dominicanos implicados en el caso “Estafa de los abuelos”, en Estados Unidos, se enfrentarían a la pena de 20 años de prisión por cada cargo imputado en el fraude a adultos mayores estadounidenses.
De acuerdo a las informaciones difundidas por el Departamento de Estado norteamericano, además de la prisión, estos se enfrentarían al pago de una multa máxima de $250,000 dólares por cada fraude postal y electrónico, así como una multa de $500,000 dólares por cargos de lavado de dinero.
El anuncio fue realizado por el fiscal federal Sellinger, el agente especial a cargo James E. Dennehy de la División Newark del FBI y el agente especial adjunto a cargo McCormack de Investigaciones de Seguridad Nacional de Nueva York.
Los dominicanos que incurrieron en el fraude de millones de dólares, se enfrentan a 19 cargos de conspiración para cometer fraude postal y electrónico, así como conspiración para cometer lavado de dinero.
Entre los acusados figuran Juan Rafael Parra Arias, también conocido como Yofre, 41 años; Nefy Vladimir Parra Arias, también conocido como Keko, 39 años; Nelson Rafael González Acevedo, también conocido como Nelson Tech, 35 años; Rafael Ambiorix Rodríguez Guzmán, también conocido como Max Morgan, 59 años; Miguel Ángel Fortuna Solano, también conocido como Botija, y Boti, 41 años.
Asimismo están acusados Félix Samuel Reynoso Ventura, también conocido como Fili, y Filly The Kid, 37; Carlos Javier Estévez, 45; Luis Junior Rodríguez Serrano, también conocido como Junior, 27 años; Miguel Ángel Vásquez, también conocido como Miguel Disla, 24; Jovanni Antonio Rosario García, también conocido como Porky, y Chop, de 45 años; y José Ismael Dilón Rodríguez, 34.
Conforme a la acusación, los acusados incurrían en las estafas desde centros de llamadas en República Dominicana.
En total en la acusación figuran unas 16 personas, las otras cinco son identificadas como Endy José Torres Morán, de 21 años, de Brooklyn, Nueva York; Ivan Alexander Inoa Suero, 32 años, de la ciudad de Nueva York; Jhonny Cepeda, 27 años, de la ciudad de Nueva York; Ramón Hurtado, de 43 años, de la ciudad de Nueva York, y Yuleisy Roque, de 21 años, del Bronx, Nueva York.
En la “estafa de abuelos”, los acusados presuntamente se hicieron pasar por hijos y nietos de los ancianos, presentando situaciones como arrestos, accidentes automovilísticos, pago de fianzas, lo que motivo a que los abuelos asustados depositaran el dinero.
Los miembros de la conspiración denominados “abridores” llamaron a víctimas ancianas en los Estados Unidos y se hicieron pasar por hijos, nietos u otros parientes cercanos de las víctimas. Los centros de llamadas utilizaron tecnología para hacer parecer que las llamadas provenían del interior de los Estados Unidos.
Por lo general, a la víctima se le decía que su nieto había tenido un accidente automovilístico, había sido arrestado en relación con un accidente y necesitaba ayuda.
Una vez que los abridores engañaron a las víctimas haciéndoles creer que sus seres queridos estaban en graves problemas, otros que trabajaban en los centros de llamadas, conocidos como "cerradores", supuestamente se hicieron pasar por abogados defensores, agentes de policía o personal judicial y convencieron a las víctimas para que proporcionaran miles de dólares en efectivo para ayudar a sus seres queridos.
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